EL
VENEZOLANO LA CULTURA Y LA TRANFORMACION DE LOS VALORES
A los
venezolanos se nos conocía, de modo
general, como personas humildes, atentas y capaces de ayudar al prójimo
cuando se encontraba en aprietos, capases de desligarnos de lo nuestro para
brindar todo el apoyo que fuere necesario sin esperar recibir nada a cambio.
Todo lo anterior características propias y
fundamentales de nuestra cultura desde tiempos inmemorables cuando
nuestros ancestros eran los únicos dueños y señores de estas tierras. Sin
embargo, pese a los aspectos positivos que nos han definido por generaciones,
considero que debemos realizar cambios importantes en nuestra actual cultura
para poder avanzar a niveles superiores, porque en la actualidad, nada es como
los pintan, y sobre eso les quiero hablar.
La cultura de la solidaridad del venezolano jamás podrá ser erradicada, ésta se encuentra enraizada en nuestros genes, átomos y moléculas, tomando en consideración que somos una sociedad multicultural, pluricultural y multiétnica.
Sin embargo, en estos tiempos, las cosas han cambiado; una gran parte de nosotros nos hemos convertido en seres autómatas, ya no volteamos a los lados y al ver que algo le puede estar sucediendo al hermano, no le damos importancia; es tanto, que nos hemos convertido en egoístas, practicantes de los antivalores, famosos ejerciendo el “quítate tú pa´ponerme yo”, y expertos en realizar una desintegración social que parece va en aumento y sostenido.
Atrás ha quedado la cultura del compartir y de las amistades como enlace para el desarrollo en común. Todo esto a razón de las desigualdad e inequidad sociales, así como también de las alienaciones provenientes de otras latitudes, las cuales han socavados nuestras raíces, nuestra idiosincrasia como seres auténticos, como seres inigualables de las más profundas convicciones humanistas.
El periodista Ronald Muñoz ha descrito magistralmente la transculturización de gran parte del venezolano hoy día. Él dice, “Todo el mundo se queja de la inflación, pero es normal vender tu cupo CADIVI a cambio de una buena suma, no importa que con esto contribuyas a que los precios se disparen. Por supuesto tampoco le importa al empresario que pide miles y miles de dólares para traer una mercancía argumentando que es de utilidad para la nación, y luego se trae un motón de containers vacíos o algunas veces ni traen nada”.
Nos
preguntamos ¿es cierto esto o no? Estoy en total acuerdo con él, ya que nos
encontramos en la condición de “sálvese quien pueda”, todos estamos a la orden
de cometer infracciones sin querer luego pagar las consecuencias, no nos damos
cuenta que esto puede internalizarse como cultura de acción diaria.
Claro está, no es la población general que asume esa actitud, todavía existen ciudadanos capaces de honrar nuestra venezolanidad, hay quienes estudian, se preparan, se profesionalizan y se organizan en función de un desarrollo integral, pero también debemos tomar en cuenta que para salir del atolladero social se tiene que asumir los valores humanos y sociales para entrelazarnos como verdaderos actores activos y no reactivos de esta sociedad y mantener una armonía vivencial con todo el respeto que los ciudadanos merecemos.
Escrito por Gerardo
Marquina.